¡AÚN TENEMOS PATRIA!
Ciudadanos del planeta ciencia, en los últimos tiempos han llegado a mis oídos y he leído noticias sobre visitantes celestes que llamamos cometas, de los cuales algunos podremos verlos con nuestros ojos de forma directa y otros con algún instrumento como los telescopios. Ante eso no pude evitar recordar una historia que les relato a continuación.
Corría la mitad del mes de Abril del año 1986 y en Chile el país del fin del mundo, más específicamente en La Serena, la ciudad de los cielos limpios, en una pequeña casa, se vivía una escena que nadie pensó en las consecuencias que traería:
“Hijo, hijo, despierta, vamos, acompáñame” decía Ricardo a su hijo de 8 años a medianoche, mientras con expectación y ternura lograba que éste saliera de su sueño. “Despierta, ¡vamos!”. Finalmente el pequeño despertó,
Su padre le puso una manta y lo llevó a una pequeña ladera al lado de su casa y apuntó hacia el norte mirando el cielo. “¡Mira, ahí está!”. Los ojos de del niño se abrieron emocionados y eufóricos, ¡lo que había estado esperando con tanta expectación!, sabía todo de él, su estructura, su periodo, y ahí estaba ante sus ojos el cometa Halley, tan sólo un punto en la bóveda celeste, pero sin duda majestuoso, inalcanzable, maravilloso. ¡Papá, papá, lo veo, lo veo!. Lo esperó durante mucho tiempo, incluso juntó las láminas coleccionables del álbum “El mensajero de la luz” de la editorial Artecrom, donde aprendió de ciencia e historia asociada al cometa Halley y a diario conversaba con sus profesores, familia y amigos sobre este cometa que tanto hablaba con su padre y madre.
El cometa Halley es un cometa de órbita corta, incluso algunos pueden verlo 2 veces en su vida. Su paso puede ser espectacular según su cercanía a la Tierra, y ha sido visto en diferentes épocas, por diferentes culturas, nunca pasando desapercibido, con historias, mitos y leyendas asociadas, muchas veces con augurios de caos y destrucción que quedaron registrados en antiguos escritos y pinturas.
En los días de Julio del año 2020, nos visitaron cometas con otros nombres: Neowise, Lemmon, 2P/Encke, Pansrtarrs, siendo el Neowise el que más dio que hablar, un cometa cuyo periodo es de 6765 años, por lo que su último avistamiento desde la Tierra, data de tiempos anteriores a la invención de la escritura en la antigua Mesopotamia, por lo que, de existir registros, podrían ser en pinturas o relieves, no así en escritos, lo mismo que la primera semana de febrero 2023, nos visitó el cometa C/2022 E3, popularmente conocido como “el cometa verde”, color debido a su concentración de carbono diatómico y cianógeno.
Quizás en estos días existan otros “Ricardo” mostrando a otros pequeños este visitante de los cielos y esperando que aún quede en la nueva humanidad algún atisbo de capacidad de asombro y de marcar la vida con experiencias académicas impactantes, ya que nadie podía presagiar que aquella experiencia con el cometa Halley sería una especie de “tatuaje” marcado a fuego en la vida de aquel pequeño y que a partir de esa experiencia, abrazaría la física, la matemática y la astronomía en su vida, al punto de vivir experiencias y ser condecorado en su vida profesional por su pasión en la enseñanza y divulgación en estas disciplinas.
Si se preguntan dónde estará y qué estará haciendo ese niño el día de hoy, ya terminado el confinamiento por la pandemia que azotó al mundo, les cuento que el pequeño es ya un hombre, replica su vivencia con sus hijos en su natal La Serena y está detrás de estas líneas, intentando plasmar, aunque sea en una pequeña porción, lo vivido en aquel lejano mes de abril de 1986.
Luego de haber disfrutado in situ alineamientos planetarios, múltiples eclipses de luna, sobrecogedores eclipses totales de Sol, fotografiar el espacio profundo, y tantas otras experiencias, sólo espero que la vida me otorgue la oportunidad de ver nuevamente a ese viejo amigo y sentir que se cierra el ciclo, para entregarme a la muerte como quien recibe con alegría a quien ya anunció su visita.
Ciudadanos del planeta ciencia, cuando sembramos en un niño, es cuando podemos sentir, pensar y decir con propiedad, fuerte, claro y seguro: ¡Aún tenemos patria!
César Rojas Cortés
Director Academia Hanan Pacha
Divulgador científico
BOm día, siempre es posible soñar y cumplir deseos y tu escrito me hizo ver, vislumbrar y soñar con posibilidades que aún como mortales podemos disfrutar de la creación tan maravillosa como la que podemos contemplar.. Dr. Cesar siga soñando y llevándonos con usted hasta el infinito y más allá…
Sinceramente es una historia emocionante; no es solamente aprender ciencia, es levantar la mirada mas allá del horizonte, llenarse los ojos de estrellas, descubrir la inmensidad de cosmos y que nos ayude a aprender nuestro lugar en él.
Interesante y hermoso relato Cesar, considerando que el protagonista fuiste tú junto a tu papá, mi estimado amigo y consuegro Ricardo.
¡¡Felicitaciones!!
Que conmovedor escrito, me llena el alma coincidir con un maestro tan profundamente conectado con sus sueños, que transmite esa curiosidad y ese asombro de formas tan genuinas, me siento inmensamente agradecida por reavivar ese entusiasmo que creía perdió en mi .